TRISQUELES

  TRISQUELES



   Es posible que el símbolo más antiguo encontrado en el arte megalítico sea la espiral. Es un símbolo asociado al ciclo nacimiento-muerte-renacimiento, al igual que el Sol. Otro símbolo casi tan antiguo como el anterior es el trisquel (o triskel) cuya traducción vendría a ser “tres alas”; entre ellos el más popular quizás sea el trisquel celta, formado por tres alas o brazos en espiral que giran sobre su centro formando una hélice

   Esta forma u otras similares han sido utilizadas por diversas culturas, y en todas ellas ha sido considerado como símbolo benefactor, representativo de los elementos, imagen del sol, principio del fin, eterna evolución, etc.

La trinacria (nombre griego de Sicilia) es un símbolo con una cabeza femenina en el centro rodeada por tres piernas. Según algunos simboliza los tres lados de la isla.

   Una de las variantes más conocidas es la esvástica (cuya  traducción vendría a ser “forma bendita”), símbolo formado por una cruz cuyos brazos se doblan en ángulo recto. La esvástica se popularizó al ser elegida como símbolo por Hitler. También es llamada cruz gamada o gammadión, porque puede ser configurada con la unión de cuatro letras gamma del alfabeto griego. Sin embargo su historia es mucho más antigua que la del Tercer Reich. Aparece en petroglifos que datan de la Edad de Piedra, y podemos encontrar representaciones de las mismas, con variantes, en culturas distantes y sin vínculos aparentes: la Creta prehelénica, Mesopotamia, el Egipto predinástico, el Tibet, en China, Isla de Pascua, Méjico, California, Suecia, etc.

   El tetrasquel, del griego “tetra” que significa cuatro, es la variante con brazos redondeados. El Lauburu esta forma representativa del País Vasco es un tetrasquel. Podríamos decir que es una variante del trisquel pero con cuatro alas. Son muy conocidos los tetrasqueles calados en los hórreos de Galicia.

   Egipcios, aztecas, celtas, griegos, romanos, hindúes, budistas..., han usado estos símbolos como talismán protector. Los budistas lo utilizaban las para señalar sus templos en los mapas y en algunos de ellos en la entrada hay un tetrasquel, también lo encontramos grabado en algunas imágenes de Buda. Los podemos encontrar en sentido dextrógiro o levógiro, indistintamente.

 

   

   El lábaro cántabro es la variante de un símbolo que portaban los romanos en un estandarte llamado Cantabrum, y no tiene nada que ver con los símbolos a que nos estamos refiriendo.

     No hay duda de que el trisquel, la esvástica y también la espiral, son consideradas figuras sagradas desde tiempos remotos, profusamente empleados en las estelas funerarias (lajas de piedra verticales con grabados y escritos, o sin ellos, usadas para identificar un enterramiento). Quizás por encontrarse en ellas mayoritariamente en sentido levógiro, hay quien piensa que en este sentido simboliza la muerte y en sentido dextrógiro es símbolo de vida.

   Para mí, estas figuras tienen un significativo trasfondo. Todas ellas son la representación de un vórtice energético. Las galaxias se asemejan a un enorme trisquel y el espacio entero gira en sentido inverso a las agujas del reloj. Los vórtices  en levógiro penetran en la tierra y los que giran en dextrógiro emergen de la misma, es posible que por eso se asocie con la muerte el que penetra en la tierra y el que sale de la misma represente el resurgir o la vida.

   El trisquel es en realidad un canalizador o amplificador de energía. No me pregunten el por qué, lo ignoro; éste es uno de los grandes enigmas. Es comparable a la estructura piramidal, solo que en menor medida, el trisquel o la esvástica, consigue aumentar y proyectar la energía en una dirección siguiendo el sentido de sus alas. De ahí la importancia que tiene el colocarlo en uno u otro sentido, dependiendo de hacia dónde necesitemos proyectarla.

   En una visita a las ruinas de Numancia, pude observar que esta tribu celtíbera colocaba un trisquel en el exterior de sus viviendas, sobre sus puertas y ventanas como símbolo protector, los brazos del mismo en sentido inverso a las agujas del reloj, es decir en levógiro. La posición es correcta; están enviando un haz de energía en forma de tronco de cono invertido hacia el interior de la vivienda. Si el trisquel se colocase sobre la puerta, pero en el interior de la vivienda, debería hacerse con sus aspas en el sentido de las agujas del reloj, para que igualmente la energía se proyecte hacia el interior. Si lo colocamos al contrario, el haz energético se proyectará hacia el exterior. Si usamos un trisquel, una esvástica o una espiral para colgarlo de nuestro cuello, el sentido de giro visto de frente, ha de ser antihorario, para que la energía se proyecte hacia nuestro pecho; si gira en el mismo sentido que el reloj, estaremos proyectando ese haz de energía hacia fuera

   Si ponemos un trisquel bajo una maceta o un recipiente con agua, el sentido de giro debe ser el mismo del reloj, para que la energía se proyecte hacia arriba. Recordad que para determinar el giro de sus alas, ha de mirarse el sentido de giro siempre desde el centro del trisquel. El que nos muestra la imagen de abajo gira en sentido dextrógiro.   

          

   

   El trisquel es un elemento estático que no gira, al hablar del giro de las alas, me refiero a la proyección de cada una de ellas partiendo siempre desde el centro del mismo como rotor imaginario.

   Con el uso del trisquel o la esvástica podemos conseguir un aumento de hasta 1700 UB sobre la calidad biótica, sus registros pueden estar entre las 9100 y las 9300 UB.  Con la espiral, los registros son un poco más bajos  unas 9000 UB. El tamaño del campo energético depende del tamaño del trisquel, prolongándose aproximadamente 1,10 veces el diámetro del mismo.

   Después de experimentar con ellos, he llegado a unas conclusiones que comparto. Incluso pueden imprimir el trisquel que les proporciono y utilizarlo para poner debajo de sus plantas, o debajo de una botella de agua para energizarla (ésta servirá para consumir y también para regar sus plantas), sobre la puerta o ventanas de las viviendas, y también bajo las medicinas y bajo el colchón. En este último caso mi consejo es que el diámetro del trisquel no sea inferior a los 60 cm para que su proyección cubra nuestro cuerpo.

   El tamaño debería ajustarse a cada necesidad. El giro de sus alas o brazos debería en este caso seguir el sentido de las agujas del reloj, para que la energía se proyecte hacia nuestro cuerpo.

   Dicen que mis antecesores druidas lo utilizaban para combatir la fiebre y curar heridas. Es posible que sea cierto. En el caso de la fiebre no sé exactamente en qué parte del cuerpo lo pondrían; si nos guiamos por la respuesta obtenida a través del subconsciente, el lugar más adecuado sería en la cabeza (en una de las sienes, o en ambas). En el caso de las heridas, habría que desinfectarlas, poner un apósito y sobre él un trisquel con el dibujo hacía arriba y sus brazos girando en sentido inverso al giro del reloj. Teniendo en cuenta que el nivel energético ideal de las bacterias es de 4500 UB, si en la zona donde tenemos una herida conseguimos aumentar la vibración hasta las 9100 UB, estaremos poniendo una barrera al desarrollo de gérmenes.

   Son muchos los conocimientos que nuestros antecesores tenían y que, por desgracia, no han llegado a nuestros días. Sin duda alguna, estas figuras sagradas encierran un secreto del cual no acabamos de ser conscientes.

   Por último solo añadir que ahora son muchos los que certifican que el trisquel es una forma que aporta energía, puedo asegurar que cuando yo escribí este artículo en el 2007, todos lo consideraban un símbolo sagrado, pero nadie mencionaba su poder energético y en ningún caso hablaron de que generaba un cambo energético. Entre un antes y un después siempre existe un punto de inflexión, en este caso mi artículo. 


        Epifanio Alcañiz


   Psíquico


   Radiestesista y telerradiestesista


   Investigador de las energías telúricas

 

   Restaurador bioenergético


   Cocreador energético

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